La Selección Española aseguró su pase a los cuartos de final de la Liga de Naciones con una contundente victoria (3-0) ante Serbia en Córdoba. A pesar de las numerosas bajas, el equipo de Luis de la Fuente mostró un gran nivel de juego y superó con claridad a su rival. El seleccionador logró encontrar soluciones efectivas para las ausencias de jugadores clave, adaptando la alineación y llevando a España a un triunfo que reafirma su dominio en la competición.
Resiliencia ante las adversidades
Con siete de los titulares de la final de la Eurocopa fuera del partido, y con Pedri en el banquillo, el mérito de Luis de la Fuente fue saber aprovechar la profundidad de la plantilla. Con un estilo de juego bien definido y un hambre de victoria que no ha disminuido tras los recientes títulos, España volvió a enamorar a su afición con un fútbol dinámico y efectivo.
Desde el empate sin goles en Belgrado hasta la contundencia mostrada en Córdoba, el equipo encontró su ritmo rápidamente. La pizarra de De la Fuente fue clave para abrir el marcador, aprovechando un saque de esquina ejecutado en corto y un centro preciso de Pedro Porro. El remate de Laporte, imparable para la defensa serbia, materializó la superioridad de los locales.
Dominio absoluto en el campo
Serbia, que intentó protegerse con un esquema defensivo de tres centrales y dos carrileros, se vio desbordada por la presión alta y la intensidad de España. Sin encontrar una forma de contener a los locales, apenas lograron aproximarse al área española en los primeros 30 minutos del partido.
Aunque el marcador al descanso no reflejaba la completa superioridad de España, en gran parte por las intervenciones del portero Rajkovic, que frustró varias oportunidades claras, la ventaja se mantuvo gracias al gol de Laporte. El equipo local se fue al vestuario con la sensación de que merecía más.
Adaptaciones tácticas ante las ausencias
Luis de la Fuente tuvo que improvisar ante la falta de varios de sus hombres habituales, como Nico Williams, Lamine Yamal, Dani Olmo y Ferran Torres. Esto le llevó a situar a Álex Baena y Mikel Oyarzabal en las bandas, una decisión que se demostró acertada. Oyarzabal, especialmente, brilló en la primera mitad, creando constantes problemas a la defensa serbia y generando varias ocasiones de gol.
En el mediocampo, Fabián, Mikel Merino y Zubimendi tomaron el control del partido, manteniendo la posesión de manera abrumadora y lanzando ataques rápidos y precisos. La contribución de Fabián fue fundamental, tanto en la creación de juego como en las asistencias clave que marcaron la diferencia en el marcador.
Morata supera la presión y se reencuentra con el gol
El encuentro también fue una prueba de superación personal para Álvaro Morata, quien ha lidiado con episodios de depresión y ansiedad. Tras varios intentos de marcar y un penalti fallido, el delantero no se rindió. Finalmente, tras un pase preciso de Fabián, Morata conectó un disparo de zurda ajustado al poste, liberando toda la presión acumulada y celebrando el tanto junto a la afición de Córdoba.
El gol de Morata significó el 2-0 para España y fue un golpe definitivo para una Serbia que, a pesar de intentar dar un paso adelante en la segunda parte, no encontró respuestas ante la intensidad del juego español.
Exhibición ofensiva de España
A pesar de que el partido parecía decantado tras el segundo gol, España no bajó el ritmo. Lejos de especular con el resultado, los jugadores continuaron buscando aumentar la ventaja, demostrando un hambre de victoria constante. Álex Baena, que ya había rozado el gol con un disparo potente, selló el 3-0 tras aprovechar un tiro libre y la expulsión de Pavlovic, quien fue sancionado con tarjeta roja tras la intervención del VAR.
Incluso con el partido decidido, la selección siguió buscando más goles. Pedri, que entró en la segunda mitad, casi anotó con un potente disparo que se estrelló en el larguero. Al final, España acumuló un total de 30 remates, con 10 de ellos a puerta, en una actuación que deleitó a la afición y dejó una gran sensación de cara a los próximos compromisos.
Serbia, sin respuesta ante el despliegue español
Serbia, que había llegado al encuentro con esperanzas de asegurar un buen resultado, se vio desbordada por el juego rápido y preciso de España. A pesar de que Mitrovic tuvo una oportunidad clara para empatar en un contragolpe, la falta de acierto y la rápida reacción defensiva de España evitaron cualquier peligro.
La entrada de Jovic y los intentos de reestructurar su esquema táctico no fueron suficientes para frenar la avalancha de fútbol de España, que se mostró superior en todas las fases del juego. Los serbios acabaron frustrados, cediendo ante la presión constante y la capacidad de España para crear peligro desde cualquier parte del campo.
El futuro de España en la Liga de Naciones
Con esta victoria, España asegura su pase a los cuartos de final de la Liga de Naciones, demostrando una vez más que, a pesar de las bajas y los contratiempos, sigue siendo uno de los equipos más fuertes del continente. El equipo dirigido por Luis de la Fuente ha demostrado que la profundidad de su plantilla y la cohesión en su juego son sus grandes fortalezas, lo que les permite mantener un alto nivel de rendimiento incluso cuando faltan jugadores clave.
La afición de Córdoba despidió a su equipo con una gran ovación, reconociendo el esfuerzo y la calidad mostrada en el campo. España ha dejado claro que tiene la ambición de seguir sumando títulos y que su camino en la Liga de Naciones no ha hecho más que empezar. Con el pase a cuartos en el bolsillo y una exhibición de buen fútbol, el equipo afronta el futuro con optimismo y confianza en su estilo de juego.